lunes, 2 de enero de 2012

Tarántula ¿quién no teme a las arañas?


Desde sus comienzos, el cine de terror siempre ha servido para reflejar los miedos de la sociedad a lo largo de su historia. En la década de los cincuenta se puso de moda lo que podríamos llamar el gigantismo, el cual tenía relación directa con un miedo general que había aflorado a raíz de los experimentos atómicos que se estaban produciendo y la repercusión que esto podía tener en la naturaleza. Así que los guionistas comenzaron a servirse de insectos y otros animales para transformarlos en temibles monstruos como en El monstruo de tiempos remotos (1953) de Eugene Loure o La mosca (1958) de Kurt Neuman. Aunque si de insectos que nos produzcan miedo se trata, siempre pensaremos en uno de los pequeños seres más temidos del planeta: las arañas.

En 1955 el magnífico y reconocido director Jack Arnold, uno de los más brillantes de la ciencia ficción de la década, se puso manos a la obra para llevar a las pantallas Tarántula. A pesar de ser uno de los títulos menores de su filmografía del género de los cincuenta, marcó el año como el de las arañas asesinas y causó más de un trauma.

El argumento gira en torno a un científico que es acusado del crimen de varios compañeros, pero pronto descubrirán que la verdadera responsable de estas muertes es una tarántula gigante. El doctor Hastings, al ver que la temible araña sigue llevándose vidas a su paso, decide poner todo su empeño para destruir al mortífero animal el cual es resultado de un experimento científico descontrolado para acelerar el crecimiento de los animales. Su meta será acabar con la vida de la tarántula antes de que destruya a los habitantes de una zona desértica de Arizona.

Aunque en la temática nos pueda resultar algo parecida a Them! (1954) de la cual se hizo un remake en 2006, las diferencias no solo yacen en que sean arañas en lugar de hormigas las que siembren el pánico. Mientras que en Them! Los monstruos eran completamente atómicos, aquí son científicos locos los que experimentan con mutaciones lo cual se podría ver como una metáfora acusativa de que el ser humano es responsable de los miedos de la sociedad y no sólo la ciencia y la fuerza de la naturaleza como tal.

Sin duda, lo mejor de la película es el monstruo y los magníficos efectos especiales totalmente revolucionarios para los años cincuenta. Todo hay que decir que Jack Arnold era un entendido en la materia y siempre intentaba en sus películas incluir nuevos efectos para un mayor impacto visual. Destacan los efectos que se aplican a la tarántula ya que en lugar de utilizar el típico stop montion de la época o el suitemation, se dedicaron a rodar un animal vivo usando unas lentes especiales lo que crea un efecto de realismo pocas veces antes visto.

A parte de la fotografía y los efectos especiales, la película también cuenta con un buen manejo del suspense. El filme está estructurado de tal forma que el espectador siempre ha de estar pendiente para no perderse ningún punto clave de la historia ya que cada pocos minutos nos encontramos ante un momento de intriga. Quizás el mayor fallo de Tarántula sean un grupo de personajes bastante sosos, pero lo que sí es cierto es que por planos como en el que se ven las patas de la araña acercándose a un ganadero o el momento en el que la araña ataca la casa del profesor está película merece la pena sobre todo si se es un fan incondicional del cine de terror clásico.

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