Año 1997, un tipo muy serio
llamado K y un joven inexperto apodado J, aterrizaron en las grandes pantallas
de todo el mundo. Su presencia hizo que nos cuestionáramos qué es lo que nos
ocultan los altos cargos, qué vida puede existir a años luz, de verdad qué Michael
Jackson era de otro planeta, alguna vez nos ha neuralizado y a cuántas
cucarachas que hubiéramos aplastado serían primas hermanas de ese horrible
extraterrestre al que se le caía la piel.
Si con todas esas dudas no eran
suficientes en 2002 vuelven a hacer que miremos al cielo con miedo de que algo,
o más bien alguien, con un gran cardado y curvas que quitan el hipo bajara para
apoderarse de la Tierra. Pero de nuevo nuestra singular pareja evitan un grave
altercado intergaláctico, aunque para ello al intrépido J le tocó convencer a K
de que volviera a la organización, después de abandonarlo y volver al servicio
postal con su correspondiente disparo borra-memoria. Además, hay que añadir a
una hija desconocida que seduce a nuestro Junior.
Hace 15 años que el director Barry Sonnenfeld formó está
pareja, pero se supone que sus vidas se cruzaron hace 43 años, como bien nos
muestra el viaje en el tiempo que le toca hacer a Will Smith hasta 1969 sólo
porque a Boris el animal, que es el ser más feo de los que han pasado por la
trilogía, quiere vengarse de K por detenerle en esa época. J vivirá en sus
carnes el racismo, presenciará el despegue a la Luna, conocerá a un K enamorado
y optimista y por fin sabrá que es lo que le transformó en ese compañero
reservado y triste, pero por el que daría su vida.
A diferencia de otras películas
de este género galáctico: “E.T”, “Mi amigo Mac”, “Independece Day” (donde
también participa el inimitable Will Smith), “Mars Attacks”… En las que se ven
a esos seres como una amenaza a los que hay que aniquilar o esconder, en caso
de haberles cogido cariño. Sin embargo, en “Men in Black” la ideología es
integrar a los extraterrestres en la Tierra de manera normal y pacífica para
que todos convivamos en armonía y quién sabe si tu mascota es de Venus, como en
el caso de ese Carnilo que añadía el tono picante de la historia y al que se le
rinde homenaje con pequeños tributos visuales en esta última entrega.
Hay que reconocer que “Los
Hombres de Negro” han marcado un antes y un después, aunque sea a la hora de
lucir un traje. Y por ello han recibido sus pequeños reconocimientos con un
Óscar en 1997 por el maquillaje y varias nominaciones por la banda sonora, en
este caso el artista Will Smith le ha cedido ese honor al internacional Pitbull
añadiendo un toque latino. En esta tercera parte, además de la música, hay que
destacar que hay detalles que hacen que el resultado sea mejor que la segunda.
Pero para que disfrutéis, por favor, si sois tan amables de mirar a este puntito
de luz:
Por Nuria Martín
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